Corrales (J. Payuelo)

Aunque la cocina de este corral ya no cumple su cometido ni conserva el camastro reglamenario, al menos se mantiene en pie, lo cual es bastante mérito. No se puede decir lo mismo de la mayor parte de los corrales que en la época de nuestros abuelos poblaban el campo, entonces monte de robles y encinas en gran parte. Haciendo un repaso, yo conocí, en algunos casos en ruinas, los siguientes:

En Lombanico, partiendo de la Laguna Diel:
- El de la tía Flora, que pasó a Ceferino y, remodelado, ahora utilizan Miguel y la cigüeña, que anidó en el mismo.
- Junto a éste, el de la tía Ángela, luego de Blas y ahora de las avispas. En ningún otro sitio he visto tantas como aquí, de ésas que hacen el avispero de celulosa y son muy agresivas.
- El de la tía Teresa.
- El del tío Sidoro, al lado, de los que sólo quedan los cimientos.
- El del tío Pedrín: aún conserva algunos trozos de pared.
- El del tío Agapito, ya junto al camino. Desaparecido.
- El del tío Valentín, pegado al anterior, que luego se repartió entre la tía Feliciana, que lo desmontó en 1968, y el del tío Máximo, donde inverna la cosechadora de Auxilio.

En La Viñuela:
- El del tío Servando, que pasó a Jeremías y Leocadio, donde Raúl guarda unas cuantas pacas de paja, para satisfacción del raposo, que lo ha utilizado de criadero más de un año.
- El del tío Pedrón, que desmontó Benita hace unos cuantos años y del que no queda rastro.
- El de la tía Josefa, del que tampoco quedan señales.
- El del tío Pedro Juanina, que se mantiene en pie y alberga maquinaria vieja e inútil, además de un buen criadero de avispas alfareras.
- El del tío Aurelio, más adelante y del que tampoco queda rastro. Sus vigas estaban abarrotadas de anotaciones, pues Aurelio siempre tenía el lápiz a mano y algo que escribir en la cabeza.
- El del tío Alberto, a su lado, ahora de Crispín, desusado y camino del abandono.

En La Rámila:
- El de la tía Hilaria, cerca de la raya de La Aldea. Yo sólo conocí restos de las tapias. Debía de ser la madre o abuela de la tía Lorenza.

En La Senda del Medio:
- El del tío Nazario.
- El del tío Vicente el Juanillo.
- El del tío Eladio
- El de los Paneras, Leandro y Marta
De ninguno de ellos queda rastro.

En La Valleja:
- El del tío Tasio.
- El del tío Ramón.
Hace mucho que se perdió el rastro de éstos.

En Civiatos:
El del tío Alberto. También desaparecido.

En El Pilón:
- El de Goyo, del que se adivina su ubicación.
- El de Germán García, reconvertido en nave ganadera y que utiliza Luis.

Junto al Camino de Carreciana:
- El del tío Servando, que luego fue de Rafa y del que sólo queda una sardonera.

En Valdoreja:
- El del tío Sidoro.
- El del tío Alberto. Sobre los solares de estos dos, hizo Joaquín una nave, donde encierra las ovejas Pedro el Chola.
- El de la tía Flora, que se mantiene en pie, aunque no se utiliza.
- El de la tía Josefa, del que se adivinan los cimientos.
- El del tío Pedro Juanina, separado de los anteriores, donde se halla la cocina de la foto y que aún utiliza Pedro.
- El del tío Fernando, próximo al anterior, del que quedan restos de las paredes.
- El del tío Melchor, ya del otro lado del camino de El Burgo. En ruinas.
- El del tío Maturino, cerca de El Sardonal, desmontado y desaparecido hace pocos años.

En Los Mesones:
- El del tío Herrero (en realidad Prieto; lo de herrero derivaba de su oficio), del que sólo conocí un trozo de pared.

En La Majada:
- El del tío Aurelio.
- El de los Panera. Ambos junto al camino de El Burgo, donde aún se adivinan los restos.
- El del tío Eladio. Sin rastro.

En la Laguna del Raposo:
- El del tío Eugenio. Hace ya mucho que desapareció.

Aparte de los corrales, había restos de otras dos construcciones:
- La Ermita, en Los Pozos, de la que ya es imposible ubicar su situación.
- La Casa Casiano, en lo alto de Los Corchos, cuyos restos sirvieron de relleno para la carretera de Villamuñío.

Este es un repaso, hecho de recuerdos propios y alguna ayuda de los más veteranos, de las diferentes construcciones que había por el monte, como lo llamamos todavía los que conocimos restos del mismo. Seguro que alguien puede modificarlo, corregirlo o aumentarlo, sobre todo en el tema de propietarios y herederos.

De construcciones nuevas, la lista es breve:
- La nave de Fidel, en La Becerrera.
- La de Víctor, en lo Cimero de Valdesuso.