Historia del Cojo y los ladrones (Sahelicense)

Volviendo a la historia del Cojo, ya va siendo hora de ponerle nombre: se llamaba José Riol, y era algo así como el rico del pueblo.
Se había casado con una tal Froilana, de quien tuvo un niño llamado Andrés. Fue en éstas cuando llegaron los ladrones. Eran tres: un antiguo criado, de Garfín, que hacía de guía, y dos más, procedentes de Mondreganes. Eran más o menos las 12 de la noche de un 25 de marzo (desconozco el año exacto). Eran tiempos de bandolerismo, por lo que la gente se encerraba bien en casa por la noche. En la cocina estaban los padres, una criada y el bebé en la cuna. Al oír a los gochos por el corral, la madre y la criada salieron a encerrarles, pensando que se les había olvidado echar la tranca cuando les dieron el afrecho (el padre estaba dormido en el banco, y según contó después, de estar despierto no las hubiera dejado salir, porque robar de esa forma era entonces un truco corriente).
Lo cierto es que entonces entraron los ladrones, y se hicieron dueños de la situación. El bebé se puso a llorar y, para que se calmara, la madre se puso a darle el pecho. Al ser descubierto el ex-criado, la mataron de un tiro con el bebé mamando (parece ser que quien lo hizo fue el de Mondreganes). Ataron a la criada, se llevaron todo el dinero (al parecer, mucho) y luego ahorcaron al padre y se largaron. Parece ser que la soga estaba bastante maltrecha y el ahorcado consiguió librarse de ella, sobreviviendo, aunque bastante arruinado.
Quien no sobrevivió fue el pequeño Andrés: a partir de entonces, todas las noches, a la hora del asesinato de su madre mientras él mamaba, se despertaba sobresaltado. Murió dos meses después, a mediados de mayo.
José Riol se volvió a casar, esta vez con Gregoria de Prado (procedente de Villalquite) y tuvieron cuatro hijos: Baltasar (padre de Daniel e Hilario), Ramón (padre de Lucio, Cristina, Melquiades, Herminia, Remigio, Lucía y Nemesio) Eugenio (padre de Daría, Perpetua, Benino, Eugenia, Domingo y Ciriaco) y Teresa (casada en Valdabasta y madre de Demetrio, Juana, Salo, Lides, Gregoria y Puri).
Así pues, paradojas de la vida, gracias a la intervención de unos ladrones asesinos, existimos actualmente (yo entre ellos) algo así como 300 descendientes del segundo matrimonio del Tío Cojo.
En cuanto a la casa, allí vivieron y criaron a sus hijos José y Gregoria, hasta su muerte. Luego vivieron Honorio y Balbina (padres del recordado gochero de Villamondrín), y allí tuvieron sus primeros hijos, antes de que el primero tuviera que ir a a la guerra. Luego, por un año más o menos, la habitó un cantinero procedente de Villanófar. Y también vivieron, por poco tiempo, Hilario y Jandra cuando se casaron.